El hombre que, para conocerse a sí mismo, busca en su interior
Borja 60 [1581: 61] [1680: 121] [1697: 121] [1698: 121]
Ne te quaesieris extra (No te busques fuera)
En la primera parte de sus Empresas morales Juan de Borja dedica un emblema al caracol, molusco que vive retraído dentro de su concha y camina muy lentamente, siempre con la casa a cuestas, encarnando la idea de la introspección, con el lema Ne te quaesieris extra, máxima que extrae de la primera sátira de Persio [1]. De gran relevancia para los estoicos romanos, la ascesis se revela como único camino para alcanzar la virtud, pues ésta se encuentra dentro de nosotros, en nuestra alma, y en ella se encierran todos nuestros bienes. No hay necesidad, pues, de buscar en el exterior, considerada la libertad como desarraigo de lo externo, y la autarquía como bien más preciado. “Noli foras ire, in teipsum redi; in interiore homine habitat veritas”, es decir, la verdad está en el interior del hombre [2]. La búsqueda interior es, por otro lado, una noción central en los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, y con estos preceptos el autor nos ofrece un discurso muy arraigado en la espiritualidad de corte jesuítico, con el siguiente comentario:
“De quanta importancia sea al hombre su propio conocimiento están todos los libros llenos, no solo los sagrados, pero aun los profanos. En suma se diçe, que quanto cada uno aprovechare en su propio conoçimiento, tanto medrará en el de Dios (que es el mayor encareçimiento que se puede haçer), por importarnos tanto. Y assí no conviene ser pereçosos en tratar de conosernos; y para haçer esto es menester buscarnos adonde estuviéremos, pues se podrá mal hallar lo que se buscare adonde no está. Adonde cada uno se dev[e]ría buscar y hallar, es dentro de sí mismo, porque si anda derramado, y fuera de sí, imposible será hallarsse ni conoçersse, lo que se da a entender por la empressa del Caracol, con la letra, NE TE QUAESI[V]ERIS EXTRA, que quiere deçir, NO TE BU[S]QUES FUERA. Porque assí como el caracol nunca sale de su habitaçión, y en ella vive estrecha y apretadamente, de la misma manera, el hombre que viviere consigo, y no se derramare por los sentidos, alcançará a conoçer la pobreça de las alaxas que tiene de sus puertas adentro. Y quanto desto más supiere, tanto más alcançará a conoçer la grandeça de las riqueças, de la sciençia y sabiduría de Dios, en que consiste su bienaventurança” [3].
Proximus ipse tibi, ne te quaesiveris extra,
Te nosce, ut possis discere, nosce Deum [4]
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[1] “Nec te quaesiveris extra”, Persio, Sát. 1, 7. Isaac de l´Etoile, Sermones, II: “Si vis teipsum cognoscere, te possidere, intra ad teipsum, nec te quaesieris extra” [Migne, Patrologiae vol. CXCIV, 1855: 1696]. Boecio, Consolationis, IV, 4, 88-89: “extra ne quaesieris ultorem”.
[2] San Agustín, De vera religione, I, 39 [1577: 312]
[3] v. Saavedra, XXXII.
[4] "No te alejes de ti, no te busques fuera; Conócete, para que sepas la verdad, y conocer así a Dios".
[1] “Nec te quaesiveris extra”, Persio, Sát. 1, 7. Isaac de l´Etoile, Sermones, II: “Si vis teipsum cognoscere, te possidere, intra ad teipsum, nec te quaesieris extra” [Migne, Patrologiae vol. CXCIV, 1855: 1696]. Boecio, Consolationis, IV, 4, 88-89: “extra ne quaesieris ultorem”.
[2] San Agustín, De vera religione, I, 39 [1577: 312]
[3] v. Saavedra, XXXII.
[4] "No te alejes de ti, no te busques fuera; Conócete, para que sepas la verdad, y conocer así a Dios".